Analizamos rigurosamente el proyecto para conocer el sistema óptimo de anclajes para fachadas ventiladas

De un tiempo a esta parte, un nuevo sistema constructivo se está imponiendo como solución que aúna estética y funcionalidad para adornar muros exteriores al tiempo que permite mejorar también el aislamiento térmico y acústico de todo tipo de inmuebles. Esta solución no es otra que la fachada ventilada, un sistema que aporta gran número de ventajas más que evidentes y que es apto para todo tipo de inmuebles.

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De un tiempo a esta parte, un nuevo sistema constructivo se está imponiendo como solución que aúna estética y funcionalidad para adornar muros exteriores al tiempo que permite mejorar también el aislamiento térmico y acústico de todo tipo de inmuebles. 

Esta solución no es otra que la fachada ventilada, un sistema que aporta gran número de ventajas más que evidentes y que es apto para todo tipo de inmuebles. En Strow (Fachadas del Norte, SL) somos líderes en la fabricación de sistemas de anclaje para fachadas ventiladas.

Una fachada ventilada se traduce siempre en un notable ahorro energético consecuencia del mejor aislamiento térmico y, también, en un mayor confort sonoro en el interior del inmueble.

Fachada Ventilada - Ventajas dibujo - Strow Sistemas

Ventajas de las fachadas ventiladas

La fachada ventilada es un sistema constructivo de cerramiento exterior apto para casi cualquier tipo de edificio y que obliga a recubrir el muro original con material aislante y fijar sobre él una subestructura metálica que sustentará después un revestimiento.

fachada ventilada epsilon 600w
La instalación de este revestimiento se realiza de forma que, entre el muro original ahora recubierto de material aislante y revestimiento exterior formado por placas del material que se elija unidas entre sí por juntas abiertas, se crea una cámara de aire de entre tres y nueve centímetros.

Dicha cámara, que está abierta por su parte superior e inferior y por cuyo interior el aire circula desde abajo hacia arriba, ayuda a mantener el calor dentro del edificio en los meses de invierno y a preservar el inmueble del calor exterior en verano.

El funcionamiento del sistema es simple: durante los meses calurosos, el revestimiento exterior se calienta y el aire contenido en la cámara creada también, pero se genera un efecto convectivo. Dicho efecto convectivo permite renovar el aire contenido en la cámara con aire frío que entra desde el exterior por la parte inferior de la cámara de aire e impulsa el aire caliente que esta contiene hacia arriba. En invierno, el aire contenido en la cámara se calienta también de igual forma; pero no alcanza la temperatura suficiente como para que se genere este efecto y, por ello, es más sencillo mantener el calor interior en el inmueble, puesto que se calcula que hasta el 30% de las pérdidas o ganancias térmicas que registra un edificio se produce a través de la fachada.

Con un sistema de fachada ventilada, el muro original por el que antes se escapaba el calor y entraba el frío queda protegido por una cámara de aire, una fachada superpuesta y una capa de aislamiento que permanece siempre seca. Con ello, se consigue que desaparezca cualquier tipo de puente térmico y se eliminan también los problemas de condensación.

Así, la instalación de una fachada ventilada se traduce siempre en un notable ahorro energético consecuencia del mejor aislamiento térmico y, también, en un mayor confort sonoro en el interior del inmueble, que queda mejor aislado del ruido exterior. Además, y al estar formado el revestimiento exterior por piezas unidas por juntas abiertas, el revestimiento exterior queda en todo momento a salvo de los problemas que pueda generar la dilatación de los materiales y el aspecto exterior del edificio se mantiene en estado óptimo durante más tiempo.

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El origen de la fachada ventilada debe buscarse en el siglo XX, en concreto durante las décadas en las que se generaliza la utilización de hormigón armado y estructuras de acero en las edificaciones. Las fachadas ventiladas son, por tanto, producto de las innovaciones que se sintetizan en la denominada arquitectura moderna, término que define el movimiento constructivo que; a partir de finales de los años 20 y de la mano primero de la Bauhaus y, después, del denominado Congreso Internacional de Arquitectura Moderna; fija el racionalismo y el organicismo como principios básicos de la creación arquitectónica.

En la arquitectura moderna; el estilo formal de las obras se simplifica, la ornamentación pierde la importancia que tuvo en épocas anteriores como el modernismo y aparecen soluciones novedosas como el Cavity Wall, un muro de dos hojas separadas por una cámara ventilada que permite drenar el agua que pueda infiltrarse a través del muro exterior. En el Cavity Wall, el drenaje se consigue gracias a unos orificios dispuestos en la base del sistema. Después, en los años 70, se incluye ya aislamiento en los muros de este tipo.

De mediados del XX, data también el denominado tabique pluvial, un sistema constructivo de protección de paredes medianeras que consiste en instalar sobre el muro original un tabique, en principio de ladrillo, separado del citado muro también por una cámara de aire. Así, el muro superpuesto protege la pared medianera de la lluvia y otros agentes atmosféricos y se logra ventilar el muro original.

De estos sistemas a las actuales fachadas ventiladas hay ya solo un paso y ese paso se concreta con la sustitución del ladrillo habitual en estas soluciones constructivas por otros materiales (fibrocemento, chapa y otros) que se anclan al muro original mediante un armazón metálico. Así, hoy, las fachadas ventiladas son sistemas exteriores de cerramiento que constan de tres partes: hoja interior, capa aislante y hoja exterior no hermética y anclada a la fachada original.

Los sistemas de fachadas ventiladas permiten mejorar los acabados exteriores, aislar el interior del edificio del ruido y, también, mejorar las prestaciones térmicas del inmueble. En principio, se trata de un sistema apto para todo tipo de edificaciones; pero antes de optar por él es preciso evaluar las características del muro que sustentará el nuevo paramento.

Si sobre el citado muro se identifican deficiencias, es preceptivo siempre subsanarlas antes de iniciar la instalación de la fachada ventilada. De lo contrario, el resultado final distará de ser óptimo.

Existen en la actualidad diferentes tipologías de fachadas ventiladas; ya que se las puede clasificar en función del material utilizado para la hoja exterior, el acabado o el sistema de fijación de las placas. Cada instalador dispone de una tipología con categorías propias que se crean con el objetivo de distinguir el producto propio del que ofrece la competencia. Con todo, lo más habitual en términos utilitarios es clasificar la fachada ventilada según el sistema de fijación de las placas que forman el revestimiento que se superpone al muro original.

Así, las fachadas ventiladas más habituales son dos: la de anclajes puntuales, que incluye una cámara de aire de tres centímetros y exige menor pericia para ser instalada, y la de fijación mediante perfilería, que permite crear cámaras de aire de hasta ocho centímetros y se utiliza frecuentemente al acometer rehabilitaciones.

De entre las dos fachadas citadas, las del segundo tipo son más caras que las de anclajes puntuales, en concreto, un 20%. Aun así, el sistema de anclaje no es lo único que define el coste de instalación de una fachada ventilada, ya que no es lo mismo que la hoja exterior sea de mármol crema marfil, que piedra natural o zinc.

Independientemente de materiales y sistemas de anclaje, en todos los casos los tiempos de instalación son los mismos: se calcula que una fachada de 600 metros cuadrados puede estar completada en un mes, ya que los operarios comunes son capaces de completar hasta 30 metros cuadrados de fachada en un día. Si el nivel de excelencia del equipo que ejecuta la obra es máximo, puede hasta doblarse esta cifra. Todo depende de una adecuada planificación.

Más allá de los dos tipos principales de fachadas ventiladas que se han indicado, pueden articularse otras tipologías. Así, y tomando como elemento diferenciador el material que se emplea en la hoja exterior, existen desde fachadas de cerámica o piedra a fachadas metálicas, de cristal, de madera o de materiales compuestos como polímeros o plásticos. Incluso; dentro de cada uno de estos tipos, pueden encontrarse también subcategorías; ya que las fachadas cerámicas pueden ser de terracota o gres porcelánico y las metálicas, de zinc o de aluminio.

Los acabados del material que compone la hoja exterior también permiten definir nuevas subcategorías y, así, existen fachadas naturales, fachadas esmaltadas o fachadas sobre las que se han aplicado diseños diversos mediante sistemas de impresión digital.

De hecho, cada empresa que instala fachadas ventiladas cuenta con tipologías propias que se convierten en una herramienta de diferenciación. Sea como fuere, y en cualquiera de sus tipologías, el sistema de cerramiento exterior de fachadas ventiladas es uno de los más utilizados en edificios institucionales y se abre poco a poco camino en el mercado de la obra residencial.

Las ventajas de las fachadas ventiladas

Las fachadas ventiladas son una solución óptima para actualizar la imagen de un inmueble y mejorar su eficiencia energética. Las ventajas que presentan son múltiples y se pueden agrupar en cuatro epígrafes que son los que siguen:

Ventajas aislantes

Una fachada ventilada actúa como un excelente aislante térmico, ya que la cámara de aire que separa la hoja exterior del muro original ayuda a mantener una temperatura agradable durante todo el año en el interior de los inmuebles en los que se opta por este sistema de cerramiento exterior. 

La cámara de aire genera, de hecho, un ahorro energético, puesto que se estima que las capacidades aislantes que adquiere la fachada permiten que el gasto de electricidad necesario para mantener una temperatura de confort en el interior del inmueble durante todo el año pueda reducirse hasta en un 40%. Las virtudes aislantes permiten también atenuar el impacto del ruido exterior en el interior del edificio, que se convierte así en un entorno más habitable.

El sistema permite eliminar también los problemas de humedades y eflorescencias habituales en las fachadas.

Ventajas económicas

Dependiendo del material que se utilice en la hoja exterior, los costes de mantenimiento de la fachada se reducen de manera drástica. Muchos materiales, como por ejemplo la piedra natural o los revestimientos cerámicos de mayor calidad, son capaces de permanecer inalterados durante muchos años. No obstante; es necesario tener en cuenta que, si las condiciones atmosféricas del entorno del inmueble en el que se instala una fachada de este tipo son muy agresivas; los elementos metálicos del sistema podrían sufrir cierto deterioro.

Pese a la durabilidad de las fachadas ventiladas, el Código Técnico de Edificación recomienda realizar comprobaciones periódicas en ellas. Así, cada tres años hay que evaluar el estado de conservación del revestimiento de la hoja exterior con el fin de localizar eventuales grietas o fisuras y, cada cinco años, hacer lo mismo con el fin de encontrar desplomes o deformaciones. Y cada diez años es preceptivo evaluar el estado de las aberturas de ventilación de la cámara.

En todo caso, si se compara con las necesidades de mantenimiento de una fachada tradicional, las ventajas son evidentes. Por último, otra de las ventajas económicas que presenta la instalación de una fachada ventilada es la que tiene que ver con el valor del inmueble en el que se dispone. Su vistosidad y su condición de solución moderna hacen que el aspecto exterior del edificio mejore y, en consecuencia, crezca el valor de los pisos, oficinas y locales que forman el inmueble que se ha dotado de fachada ventilada.

Ventajas medioambientales

La instalación de una fachada ventilada genera pocos residuos, ya que al instalarla no es necesario eliminar paramentos anteriores. El sistema se coloca de manera sencilla sobre antiguas estructuras, un hecho que lo convierte en una solución idónea cuando se trata de rehabilitar una finca y darle nueva vida.

Una fachada ventilada actualiza inmuebles de todo tipo y la rehabilitación, siempre, es mucho más respetuosa con el entorno que la obra nueva. Lo es porque consume menos recursos y crea menos residuos. Se trata, además, de fachadas autolimpiables que se mantienen con buen aspecto simplemente gracias al agua de lluvia.

Ventajas constructivas

Instalar un sistema de fachada ventilada en un inmueble es una operación que no obliga a activar grandes dispositivos de obra, ya que el ensamblado de las partes se realiza mediante el uso de enganches y sistemas de sujeción mecánicos. Además, en caso de que se produzcan desperfectos, solo es necesario retirar la placa dañada y reemplazarla por otra, lo que resulta particularmente poco costoso y muy rápido. También, el sistema permite ocultar de manera eficaz y en la cámara de aire todo tipo de cableados y conducciones de servicios sin necesidad de abrir regatas en muro.

La instalación de este tipo de sistema constructivo de cerramiento es, no obstante, una tarea que deben desempeñar siempre especialistas, pero que se simplifica mucho si, antes de iniciar la obra, se calculan bien las necesidades de anclajes y la distribución de estos. Con ello, se garantiza una colocación óptima y unos acabados de máxima calidad y los tiempos de instalación se reducen de manera drástica.